¿Cómo proteger a mi familia de la agresión? Parte I


2018-09-04 | La meta es tener un estilo de vida que proporcione seguridad emocional para la familia


Sixto Porras*

La meta en toda familia deber ser tener un estilo de vida que proporcione seguridad emocional a sus miembros y sirva de modelo a las nuevas generaciones. Por esto, le doy algunas recomendaciones para proteger a su familia de la agresión:

1. Reconozca que ningún tipo de violencia es sana o justificable

Nadie debería sufrir gritos, amenazas, insultos o golpes. Bajo ninguna circunstancia puede justificarse un acto de violencia. Cada uno es dueño de sí mismo y responsable de sus actos, jamás es provocado por alguien más. Lo cierto es que la persona agresora posee un pobre control de impulsos y es la única responsable de sus actos. En ninguna circunstancia puede ampararse a una afirmación como esta: “Mi cónyuge me provocó”, pues nadie “provoca” a nadie a menos que así lo permita.

2. Identifique las señales de agresión, acepte que tiene un problema y comprenda que hay esperanza

Aceptar que tenemos un problema, nos hace buscar soluciones de forma más rápida; mientras más tratemos de “justificar” las agresiones en casa, más tiempo tendremos que soportar el dolor, más honda será la herida y más graves las consecuencias.

No ignore la situación y enfréntela con valentía. Hay esperanza cuando deseamos que todos estemos bien. Hay esperanza porque tenemos la seguridad de que las cosas pueden estar mejor y todo puede cambiar para bien.

3. Discipline su mente para pensar en todo lo bueno, lo amable y lo correcto

Nuestros pensamientos son el motor de nuestras acciones y, si los tenemos bajo control, nos conduciremos de manera más calmada. Si llenamos nuestra cabeza de pensamientos y recuerdos positivos, estaremos más en paz y tenderemos a establecer relaciones más cordiales y amorosas con nuestros hijos y nuestro cónyuge. Ello nos ayuda a conservar nuestra capacidad de admirar, ser firmes en el principio del respeto mutuo y en establecer una estrategia para canalizar la frustración, el enojo y sobre todo la ira.

4. Dispóngase a vivir algo diferente al comportamiento de la agresión

Es importante rescatar el hecho de que la mayoría de nosotros, de una u otra forma, hemos sido lastimados y recibimos algún tipo de abuso, pero esto no nos convierte en agresores.

Tenemos que aprender a manejar el enojo sin agredir o agredirnos. Dialogar en lugar de imponer. Aprender a tolerar las diferencias. Amar antes que controlar o dominar. La meta es tener un estilo de vida que proporcione seguridad emocional para la familia, un modelo que marque las nuevas generaciones.




*Sixto Porras. Director Regional de Enfoque a la Familia. Autor de los libros: «Amor, Sexo y Noviazgo», «De Regreso a Casa», «Hijos Exitosos» y «El Lenguaje del Perdón». Coautor de: «Traigamos a los pródigos de regreso al hogar» y «Meditaciones en Familia». Esposo de Helen, y padre de Daniel y Esteban. Su pasión es ayudar a las familias a mejorar.