El Nombre es Importante. Parte II


2018-10-02 | El nombre tiene el poder de comunicar un significado de vida.


Sixto Porras*

Una de las más bellas ilusiones al esperar la llegada de un bebé, es elegir su nombre. Aunque en principio el nombre solo sea un sonido articulado, puede marcar la personalidad y el destino de nuestros hijos.

El nombre que ponemos a nuestros hijos los define, los identifica y los representa socialmente; así será llamado, conocido y recordado, y a la vez, será una manera de anticipar el futuro que vivirá. El nombre tiene el poder de comunicar un significado de vida. Por eso, no podemos ponerlo a la ligera y por razones como la tradición o el capricho.

4. Nombre a sus hijos creyendo lo que Dios hará en ellos

Los nombres crean realidades imaginarias por medio de la fe y la confianza en Dios. Dios le dijo a Abraham “Haré de ti una nación grande, y te bendeciré; haré famoso tu nombre, y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!” (Génesis 12: 2-3, NVI).

Determine hacer famoso el nombre de sus hijos, y haga famoso su nombre al creer en los planes que Dios tiene con usted y su descendencia.

5. No piense que es demasiado tarde para que Dios sane su identidad y la de sus hijos.

Dios le cambió el nombre a Abraham a las 99 años y a Sara a los 90. Nunca es tarde para que Dios sane nuestra identidad y nos potencie en el cumplimiento de todo lo que se ha propuesto hacer con nosotros y nuestros hijos.

Por eso Dios le dijo a Abraham: “Ya no te llamarás Abram, sino que de ahora en adelante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una multitud de naciones.” (Génesis 17: 5, NVI)

Si Dios cambió la identidad de Abraham a los 99 años, no es tarde para que nosotros dejemos de decir sobrenombres que lastiman a los que amamos. Llegó el momento de hacer surgir la fe, la esperanza y el ánimo cada vez que digamos el nombre de nuestros hijos y el nuestro. Pronunciemos el nombre con orgullo y honor, recordando que en él hay destino y propósito.

Cambie la identidad de sus hijos si los ha llamado equivocadamente con calificativos que ofenden o los ha hecho sentir subestimados o minimizados. Diríjalos a la grandeza, al destino que Dios les ha definido y al cumplimiento de los sueños que en el cielo llevan sus nombres.

Cuando nos hemos encontrado con Dios, él cambia nuestro nombre, esto le ocurrió a Jacob, y todo en él cambió. “Entonces el hombre le dijo: —¡Suéltame, que ya está por amanecer! —¡No te soltaré hasta que me bendigas! —respondió Jacob. —¿Cómo te llamas? —le preguntó el hombre. —Me llamo Jacob —respondió. Entonces el hombre le dijo: —Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido” (Génesis 32:26-28, NVI).

La naturaleza de Jacob cambió, ya no era el suplantador, ahora Dios le ha dado una nueva naturaleza y un nuevo nombre que describe su carácter y su destino. Dios le otorga una nueva identidad. Ahora es… Israel.

 

El nombre es importante. Parte I







*Sixto Porras. Director Regional de Enfoque a la Familia. Autor de los libros: «Amor, Sexo y Noviazgo», «De Regreso a Casa», «Hijos Exitosos» y «El Lenguaje del Perdón». Coautor de: «Traigamos a los pródigos de regreso al hogar» y «Meditaciones en Familia». Esposo de Helen, y padre de Daniel y Esteban. Su pasión es ayudar a las familias a mejorar.