¿Adictos al celular? Parte I


2018-10-09 | Cómo saber si el uso que estamos dando al celular representa un problema


Romina Diédrich*

¿Cuántas veces al día agarras el celular? ¿Cuánto tiempo pasas consultando las redes, abriendo whatsapp o visitando ciertas páginas? ¿Cómo ha ido cambiando el significado y el uso de tu móvil a lo largo de estos últimos años?

Dios, mediante su palabra, nos llama a “vivir en libertad” y no estar nuevamente atados a “esclavitud” (Gálatas 5:1), pero pareciera ser que un uso abusivo del móvil puede llevarnos justamente a eso.

La adicción al celular integra una de las tantas nuevas patologías del mundo moderno. Ya hay investigaciones, tratamientos y clínicas relacionadas a este mal. Pero, quizás sea una de las tantas cosas que irán creciendo en cuanto a que es difícil saber cuándo se usa con un fin necesario, y cuando por un fin adictivo. A la vez es una droga “silenciosa” (no presenta en principio signos visibles de deterioro corporal). Por otro lado, no es ilegal como otras drogas sino que esta socialmente aceptado.

Este uso intensivo del celular se considera adictivo cuando presenta las tres características principales de toda adicción: Tolerancia, dependencia y el síndrome de abstinencia. La tolerancia se produce cuando una persona consume una droga de una forma continuada y su organismo se habitúa a ella, entonces se requiere aumentar la dosis de forma progresiva para conseguir los mismos resultados o efectos. La dependencia es el estado de adaptación a esa sustancia para poder funcionar normalmente. Y síndrome de abstinencia es un malestar físico, psíquico y/o emocional que aparece cuando se interrumpe o disminuye el consumo de esa sustancia.

Esta adicción al celular lleva muchas veces a adoptar una posición pasiva, de espectador y consumidor de lo que las redes muestran, viendo “pasar” la vida de los demás, mientras “pasan” las horas. La persona sabe que tiene que apagar el móvil y ponerse a hacer “otras cosas”, pero no puede dejarlo. A la vez, si la persona tiene alguna psicopatología o algún trastorno de personalidad de base que le dificulte el contacto con el afuera (por ejemplo, depresión, ansiedad, trastorno antisocial o evitativo, etc.), le será mas cómodo, placentero y funcional adoptar esta actitud, antes que salir a “enfrentar”el mundo real.

Dime qué publicas y te diré quien NO eres

Otro gran tema tiene que ver con lo que la persona “sube” a las redes. Puede compartir frases que vio y le gustaron pero que no reflejan completamente su modo de pensar, notas que quizá no sabe de dónde provienen pero le simpatizan (aunque a veces no terminan de leer la nota completa). También, puede subir fotos y videos que muestran “parte” de su vida, o que reflejan algo que en la realidad no existe o no es así completamente. Si esto se produce con una frecuencia e intensidad importante, puede producirse algo así como una “disociación” de la personalidad: por un lado está su vida “real”, y por otro lado  la “vida virtual” que muestra, y pareciera ser que muchas veces se tratarían de dos realidades distintas; en otras palabras, dos personas distintas. Esto se da, por ejemplo, en muchos niños y adolescentes que prefieren ser vistos y conocidos a través de su vida virtual, pero no se animan a mostrarse en la vida real: Mientras que en las redes o en whatsapp parecen líderes, tienen suficientes likes y son sumamente activos, en la vida real se presentan tímidos, introvertidos y con escasas herramientas de asertividad social. O también sucede que muchas mujeres (y varones también) suben fotos de ellos mismos que están bastante retocadas, esto lleva también a generar una imagen estética que poco tiene que ver con la real.




 *Romina Diédrich es Licenciada en Psicología. Trabajó tres años colaborando en un tratamiento para adictos. Hace siete años es docente, y actualmente dicta Terapia Familiar y de Intervención y Tratamiento Sistémico. Además, hace siete años es terapeuta especializada en familia.





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