Venezuela en el corazón


2019-02-12 | La situación de los venezolanos migrantes y el rol de la Iglesia de Cristo


En el equipaje no entran los buenos recuerdos, los seres queridos y la esperanza. Esos se llevan solo en el corazón. Dejar atrás la familia y el país que nos vio crecer es duro para cualquiera, y esta realidad no es la excepción para las familias venezolanas que asisten a CCF.

A esta altura pocos desconocen el escenario político, social y económico que obligó a miles y miles de personas a salir de Venezuela para forjarse un futuro… comenzando por el presente.

Dejarlo todo

Paula Orellana de Cristo (sí su apellido de casada hace referencia al Ungido), vino con su esposo y sus dos hijos a la Argentina en mayo del año pasado, al día siguiente de arribar vinieron a establecerse en Río Cuarto. Cree que su sentir es, sino el de todos, el de la mayoría de los venezolanos cristianos que migraron. Manifiesta que saben bien lo que es dejar todo por Cristo: “No solo nuestras familias, lo cual es un luto activo que llevamos por dentro, sino también propiedades que con mucho esfuerzo conseguimos. Al llegar a otro país caes en cuenta de que no importa lo que tienes (bienes o propiedades), no importa lo que aprendiste en años de estudio – es abogada- , no importa lo que hiciste en tu país. Al salir solo te llevas tu coraje, tu fe y tus principios.”

Paula sabe que a pesar de lo difícil que pueda ser todo es necesario seguir adelante: “No podemos continuar al frente poniendo la mirada en el pasado, debemos echar raíces si queremos dar frutos, y somos la Iglesia de Jesucristo en donde sea que estemos”.

La esperanza sigue viva porque no está depositada en nadie más que en Dios, eso es un hecho, pero ¿qué rol cumple el resto de los cristianos?

La Iglesia en acción

Lo primero y más importante es orar. El llamado a interceder se repite innumerables veces en la biblia. Es por esto que Centro Cristiano Familiar convoca a pedir por estas familias amigas, a clamar por Venezuela para que el Señor de Señores (léase Señor de toda autoridad, reyes, presidentes, primeros ministros y gobernantes de cualquier esfera) se manifieste en aquella tierra y para que la Iglesia de Venezuela se levante como influencia de luz, verdad y justicia.

Como segunda medida es importante atender al necesitado, cristiano o no. Pensar por un momento en lo que puede haber experimentado este último tiempo ese conocido del barrio, del trabajo y extenderle una mano para ayudar, una oreja para escuchar, una oración a favor suyo, de su familia aquí y la que puede haber quedado en Venezuela u otro país.

Una vez más, la esperanza está viva porque la Palabra de Dios revela:


10 El amor inagotable y la verdad se encontraron;
    ¡la justicia y la paz se besaron!
11 La verdad brota desde la tierra,
    y la justicia sonríe desde los cielos.
12 Sí, el Señor derrama sus bendiciones,
    y nuestra tierra dará una abundante cosecha.
13 La justicia va delante de él como un heraldo,
    preparando el camino para sus pasos.


Salmos 85:10-13