Pero Papá Dijo que Sí


2021-01-17 | Las diferencias que ambos tengan en su forma de criar pueden traer conflictos en su matrimonio, pero eso no tiene que ser así.


POR ELISA MORGAN*

Las diferencias que ambos tengan en su forma de criar pueden traer conflictos en su matrimonio, pero eso no tiene que ser así.

Mi esposo Evan y yo hemos tenido algunos desacuerdos en la forma en la que criamos a nuestros hijos. Incluso el modo en el que jugábamos con ellos evidenciaba este contraste. Cuando nuestros hijos estaban pequeños, yo los acurrucaba. Hacíamos un castillo con cobijas, llenábamos nuestros brazos de libros y los arrastrábamos hasta dentro, donde leíamos y reíamos juntos. El estilo de Evan era entrar por la puerta, agarrar a un niño pequeño y tirarlo en el aire con un “yuuuujuuuu”.

Algunas veces, las diferentes formas que ambos tenemos de criar pueden causar problemas. Por ejemplo, las decisiones que Evan tomaba me hacían enojar. Dejaba que los niños jugaran afuera con vecinos que no conocíamos tan bien como yo quería. Él tampoco vio nada de malo en comprar un trampolín para el patio de atrás, mientras que yo solo imaginaba visitas a la sala de emergencias y demandas.

La mayoría de las veces, sus elecciones no eran las que yo hubiera tomado. Me molestaban. Y cuando estaba enojada, se me hacía fácil criticar. Por ejemplo, el tema del trampolín surgió cuando estábamos cenando.

“¡Por fa, mamá! Papi dijo que sí”. Y yo, miré a Evan. Habíamos tenido muchas, pero muchas, conversaciones acerca de este tema.

“¿Cuándo dijiste que sí?”, pregunté con un tono que sonaba más a desaprobación. Evan no pudo evitar ver el fuego en mi mirada. Desde mi perspectiva, él estaba siendo irresponsable. Y como eso fue lo que pensé que vi, mi actitud se volvió cada vez más irrespetuosa.

Las decisiones que tomamos en la crianza de nuestros hijos son un reflejo de lo que somos: Nuestras personalidades, los problemas de nuestra familia de origen, nuestras diferencias, etc. Entonces, ¿cómo logramos entender, aceptar y trabajar con estas diferencias? ¿Cómo logramos avanzar? Todos los conflictos son diferentes, pero Evan y yo aprendimos dos principios que nos ayudaron a manejar nuestros desacuerdos de crianza: “Lo diferente no es malo” y “Juntos, somos mejores”.

Lo diferente no es malo

Escuchar y considerar otro punto de vista permite mejorar la forma en la que nos entendemos el uno al otro. Una joven madre regresó de hacer mandados, y encontró que su esposo le había puesto a su bebé la ropa al revés. Ella alza a su bebé y dice: “¡Este quimono se abotona por delante!

Confundido, el papá busca la etiqueta y la descubre en el lado de los botones, así que piensa que ese es el lado que va en la espalda. En realidad, el quimono se ve bien de cualquier modo. Aunque generalmente hay una forma correcta de ponerse la ropa, en este caso, tener perspectivas diferentes no traerá ninguna consecuencia a largo plazo para el bebé. Así que no hará daño.

En realidad, estar expuestos a diferentes perspectivas de crianza puede traer beneficios a los niños. Cuando tienen diferentes estilos de crianza, los niños aprenden a probar diferentes formas con las que pueden desarrollar nuevas habilidades. También pueden tener más habilidad de socializar con diferentes tipos de personas y ser más tolerantes con distintos puntos de vista.

Cuando Evan y yo estuvimos en desacuerdo sobre una decisión que podría afectar la salud y la seguridad de los niños o interferir con su desarrollo de hábitos saludables o rasgos de carácter, discutimos los pros y los contras de cada elección. Entonces, se nos ocurrió un plan que nos pareció bien a ambos. Solo después de esto les comunicamos juntos el plan a nuestros hijos.

El reto del trampolín nos dio la oportunidad para que Evan y yo aceptáramos los deseos de nuestros hijos, y también nuestras diferencias de crianza. Después de hacer una pausa que nos permitiera considerar cuidadosamente nuestra decisión, encontramos un camino que podíamos seguir. Trajimos el trampolín. Los niños estaban fascinados. Evan desbordaba de alegría. Y yo aprendí a tener un carácter más flexible.

Juntos, somos mejores

Con el trampolín demostramos unidad y dimos un ejemplo a nuestros hijos de cómo resolver conflictos de forma pacífica y saludable. De acuerdo con el Dr. Joannie DeBrito, el director del área de crianza de Enfoque a la Familia Estados Unidos, este tipo de comunicación es sumamente importante.

“Si un padre presenta una elección como buena, antes de que el otro haya tenido la oportunidad de estar totalmente de acuerdo con esa elección-  dijo el Dr. DeBrito- los niños aprenden que uno de los padres tiende a ser más condescendiente y el otro más estricto”.

DeBrito dice que cuando papá y mamá se enfrentan de esta manera, se puede establecer una dinámica poco saludable en la familia y el matrimonio, ya que estimula a los niños a aliarse con un padre en contra del otro.

Por el contrario, es más probable que los niños acepten las decisiones de sus padres (aunque sea a regañadientes) cuando perciben que sus padres suelen estar unidos y son coherentes en sus decisiones. Tomar decisiones difíciles juntos ayuda a construir una buena relación matrimonial.

Las diferencias en la crianza nos hacen ser mejores si estamos juntos

Los niños necesitan de ambos padres. Cuando mamá y papá están conectados, pueden complementar el estilo de crianza del otro. Los niños se benefician de esto, y las diferencias se convierten en parte del diseño de la crianza.

Por ejemplo, a algunos padres se les hace fácil aceptar actividades y juegos que tengan algún tipo de riesgo razonable. Otros están más enfocados en evaluar la seguridad de esa actividad. Si un papá o mamá toma muchos riesgos, puede haber lesiones. Si un padre o madre se apresura a interrumpir el juego por motivos de seguridad, es posible que los niños no tengan oportunidades de aprender nuevas habilidades. Cuando los padres equilibran el riesgo con las prácticas seguras, fomentan el desarrollo normal de su hijo.

DeBrito hace una lista de algunas otras áreas en las que los padres pueden diferir, pero que, al diferir, pueden beneficiar a sus hijos:

-La tendencia de un padre de mantener a sus hijos cerca puede equilibrar el impulso que tiene el otro padre para explorar y experimentar.

-La habilidad que tiene un padre para organizar y apegarse a un horario puede equilibrar el instinto espontáneo del otro.

-La forma expresiva en la que un padre se comunica (muchas palabras, expresiones faciales y preguntas), puede equilibrar las directas y pocas palabras del otro.

Metas Comunes

Aceptar y trabajar con las diferencias que tengamos en la forma de criar, no solo es una buena práctica, también significa que, a través de nuestras acciones, podemos glorificar a Dios delante de nuestros hijos. El apóstol Pablo exhorta a los creyentes a soportarse y aceptarse mutuamente en su carta a la iglesia de Roma. “Que el Dios que infunde aliento y perseverancia les conceda vivir juntos en armonía, conforme al ejemplo de Cristo Jesús, para que con un solo corazón y a una sola voz glorifiquen al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.” (Romanos 15:5-6, NVI)

A través de los años, Evan y yo hemos tenido diferentes opiniones acerca de cómo criar a nuestros hijos. Pero, lo que sí teníamos en común era la meta de hacer que nuestros hijos crecieran para ser personas que amaran a Dios y estuvieran en proceso de ser más como Cristo. He aprendido a aceptar la realidad de que, si nuestra meta es la misma, el modo de aplicarla en el día a día, puede ser diferente. Hay espacio para su modo y el mío. De hecho, nuestros hijos necesitan ambos.




*Elisa Morgan es una popular oradora y autora que ha escrito más de dos docenas de libros, incluyendo “The Beauty of Broken”.




© 2021 Focus on the Family. Todos los derechos reservados. Usado con permiso. Escrito por Elisa Morgan y publicado originalmente en inglés en focusonthefamily.com.