¿Cómo enseñamos a nuestros hijos a tomar decisiones? Parte I


2017-11-21 | Enseñar hoy a decidir bien en pequeños asuntos para que tambien lo hagan así con asuntos grandes mañana.


Sixto Porras*

 

El proceso de enseñar a decidir

Cuando los hijos están pequeños, no toman decisiones, porque los padres las tomamos por ellos. Los hijos reciben instrucciones y su obligación es obedecerlas: «Haga su tarea», «tienda la cama», «báñese». Todos los días, los padres estamos dando órdenes a nuestros hijos, y es en esta interacción que ellos aprenden precisamente eso, a vivir en orden y a desarrollar un razonamiento lógico, coherente y respetuoso como fundamento para que gradualmente asuman la responsabilidad de tomar sus propias decisiones en el futuro.

De esta forma, la tarea fundamental de los padres es dar herramientas a los hijos y empoderarlos para que puedan enfrentar la vida. Una de esas herramientas es enseñarles a decidir sabiamente en las diferentes situaciones que la vida les presenta. De ahí, la importancia de enseñar esa disciplina desde que son muy pequeños.

Esta misión, es un proceso que va variando conforme van creciendo. En los primeros años, las implicaciones en las decisiones que toman tienen poca relevancia, aunque desde su perspectiva, son relevantes, pues los hace sentirse dueños de sí. Pero luego, nuestros hijos tendrán que tomar decisiones constantemente y con consecuencias más trascendentales.

Por lo anterior, al permitir que nuestros hijos desde pequeños tomen sus propias decisiones y asuman las consecuencias de estas, estamos estimulando, no solo su razonamiento para elegir la mejor alternativa entre las opciones, sino también su inteligencia emocional. De esta forma, les ayudamos a fortalecer el carácter, afirmar la voluntad y los empoderamos para que sean capaces de resolver sus conflictos y diferencias con los demás.

Los padres enseñamos a nuestros hijos a tomar decisiones gradualmente. De pequeños, no podemos darles una cátedra sobre “las mejores estrategias para elegir”, es necesario que seamos pacientes e invirtamos tiempo en desarrollar su curiosidad explorando lugares y objetos. Permitamos que pregunten para qué sirven, cómo es su uso y un poco de historia. Ellos deben sentirse en la libertad de satisfacer su curiosidad de aprender, por eso es bueno que visiten librerías, bibliotecas y puedan desarrollar el gusto por la lectura.

Este proceso de conocer, les ayudará a formar un criterio para realizar sus elecciones futuras. De esta forma, será importante que desde pequeños tomemos en cuenta su parecer u opinión. Luego, les permitimos negociar las condiciones y estudiar las posibilidades; pero en todo momento, debemos permitirles asumir la responsabilidad de las consecuencias sobre las decisiones que tomen. Por eso, es trascendental que los padres enseñen a los hijos a tomar decisiones siguiendo un proceso lógico y con suficiente análisis.

Ya grandes, deben tener claros los objetivos y los motivos de la decisión a tomar, apoyados en información confiable. Para esto, es bueno enseñarles a escribir un plan con metas a corto, mediano y largo plazo que les permita tener más claro el panorama. La experiencia de terceros enriquece su aprendizaje, por eso es saludable animarles a buscar consejo. Luego, deben definir el método y la ruta que utilizarán para tomar la decisión; para esto, deben organizar la información, analizar las diferentes alternativas, elegir la mejor opción y tomar la decisión.

También, deben saber cuánto tiempo les tomará su realización, darle seguimiento al proceso y evaluar  los resultados, lo que les permitirá una mejora continua. Por último, deben comprender qué implicaciones tendrá dicha decisión y aprender de la experiencia. Quien aprende a anticipar las implicaciones de sus decisiones y aprende de la experiencia, llegará lejos en la vida.

Para poder tomar decisiones sabiamente, se requiere tener un espíritu educable, pero también, humildad para reconocer cuando se ha equivocado.

¿En qué áreas de la vida les enseñamos a decidir?

·         En el estudio: Somos los padres los que enseñamos a soñar, y ayudamos a que estos sueños se conviertan en proyectos concretos. Debemos enseñarles a nuestros hijos a auto-conocerse, es decir, a reconocer sus principales habilidades e inteligencias, ya que tener claro quiénes son y en qué son buenos, les ayudará a elegir una profesión que les traiga realización personal. Es importante que ellos puedan elegir por ellos mismo su carrera profesional y para lograrlo, van a necesitar el consejo sabio de sus padres y de otros mentores.. Además, debemos enseñarles a elegir estratégicamente, según las oportunidades de trabajo, la tendencia económica y su responsabilidad social. Somos los padres los que motivamos y apoyamos este proceso.

·         Los amigos: son las personas que más influencian nuestras vidas y pueden  convertirse en la segunda familia. Enseñemos a nuestros hijos a elegir bien a sus amigos y a ser firmes cuando deben alejarse de amistades dañinas.

·         El cónyuge: Si el amor nos guía a una relación para toda la vida, es indispensable acompañar a nuestros hijos en el proceso de entender, recibir y dar amor. Será importante que les enseñemos a añadir inteligencia al enamoramiento y a construir relaciones saludables fundamentadas en sentimientos sanos y sentido común; para esto, deben desarrollar la capacidad de observar, analizar y esperar el momento oportuno.

·         Adicciones: Nuestros hijos tienen que elegir entre una vida sana en oposición al consumo de drogas u otras adicciones. Desde niños debemos enseñarles a no incursionar en ellas, y no solo en sustancias legales o ilegales, sino de otro tipo, como el juego, la pornografía, las apuestas, o incluso, tecnológicas, como las redes sociales.

·         Fuentes de aprendizaje: Debemos enséñales a elegir sabiamente las herramientas para su crecimiento: lo que escuchan, lo que leen, lo que observan, dónde o cómo navegar inteligentemente en Internet, etc.

·         Cómo cuidar la salud: ¿Qué comen y a dónde lo comen?, ¿Qué es saludable y qué no lo es? Si en casa nos alimentamos mal y tenemos malos hábitos de vida como el sedentarismo, ellos aprenderán exactamente lo mismo.

·         Uso del tiempo: Cómo van a invertir el tiempo y cómo van a aprovechar las oportunidades.

·         Dinero: Nuestros hijos necesitan aprender a invertir su dinero desde los primeros años de vida, pues esto, influirá en cómo lo administren de grandes. Deben interiorizar el principio del ahorro, la inversión y la honestidad. Deben aprender a manejar los deseos para que no los conduzcan a deudas innecesarias o a caprichos costosos. Es a los padres a quienes les corresponde enseñar a los hijos que no se sale fiador de nadie, que las deudas se honran y que rico es aquel que no debe y no el que vive de apariencia.

·         Lugares a frecuentar: ambientes que los impulsan a crecer física, emocional y espiritualmente, versus ambientes que los minimizan o les impiden su desarrollo.

·         Cómo resistir la presión de grupo: y a tener una estrategia para los momentos cruciales. Debemos enseñarles a decir “no” y a sostener la decisión aunque la presión sea fuerte.

Anime a sus hijos a decidir por ellos mismos, les dará seguridad. Recuérdeles que para decidir se necesita valor, determinación y constancia. Explíqueles a sus hijos los beneficios que tiene tomar decisiones sabiamente. Decidir nos permite crecer, mejorar y avanzar.

 

 

*Sixto Porras. Director Regional de Enfoque a la Familia.  Autor de los libros: «Amor, Sexo y Noviazgo», «De Regreso a Casa», y «El Lenguaje del Perdón». Coautor de: «Traigamos a los pródigos de regreso al hogar» y «Meditaciones en Familia». Esposo de Helen, y padre de Daniel y Esteban. Su pasión es ayudar a las familias a mejorar.