Amamos a Dios porque él nos amó primero y mientras más lo conocemos más
nos arraigamos en Cristo nutriendo nuestra vida y haciéndola crecer. Andar en
Cristo es andar en esta tierra como el anduvo caminando en sus caminos,
siguiendo sus pisadas y confiando en su voz sabiendo que un día lo veremos.
“Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él;
arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis
sido enseñados, abundando en acciones de gracias.”
COLOSENSES 2:6-7 RVR60