Amar solo a quienes lo merecen contrasta mucho con el amor de Cristo, quien
murió por nosotros cuando aún éramos sus enemigos. Aunque a menudo nos
resulte difícil o incómodo, el conocimiento de Su inmenso amor nos impulsa
de manera sobrenatural a amar, porque el verdadero amor toma la iniciativa.
“Cuando éramos totalmente incapaces de salvarnos, Cristo vino en el
momento preciso y murió por nosotros, pecadores.”
ROMANOS 5:6 NTV