2018-07-17 | La esperanza, el mejor antídoto para combatir el pesimismo
Sixto Porras
Todos en muchos momentos de la vida tendremos que luchar con estos sentimientos de ansiedad y pesimismo. Lo contrario a la esperanza es el pesimismo, que produce desesperación, angustia y una sensación de incertidumbre sobre el futuro.
El pesimismo puede detenernos totalmente. Si no hacemos frente al pesimismo podría producir ataques de pánico y pensamientos destructivos. Otro de los efectos del pesimismo es que tendemos a tratar mal a las personas a nuestro alrededor, y a nosotros mismos.
La mejor forma de contrarrestar el pesimismo es cambiando nuestra forma de pensar, lo cual facilita una mejor actitud frente a la vida.
La falta de esperanza roba la energía, elimina la ilusión y hace lenta a las personas. Una persona sin esperanza pospone decisiones importantes y se vuelve lento en la toma de decisiones.
Una persona sin esperanza solo hace lo que debe hacer, pero posiblemente no tenga metas a largo plazo, no tiene ilusión por la vida y su actitud probablemente sea negativa ante los demás. Le caracteriza la falta de confianza en sí mismo.
La falta de esperanza limita a las personas porque tienen menos expectativas, y se sienten vacíos o incomprendidos.
En cambio, la esperanza produce motivación y nos mueve a la acción. La esperanza produce confianza, trae una sensación de felicidad, produce que seamos más amistosos con las demás personas y más aun con los miembros de la familia.
Las personas con esperanza tienden a ver los obstáculos como pruebas a superar y se sienten en la capacidad de superarlos. Les es más fácil trabajar con los demás y se plantean más objetivos en la vida.
Es la esperanza lo que nos hace enfrentar con buen ánimo la circunstancia adversa, la noticia que no nos agrada, y la decepción que no esperábamos. Es la esperanza la que combate los pensamientos de descalificación que generan estas situaciones negativas, y transforman las limitaciones circunstanciales en la confianza de que vendrán nuevos tiempos y nuevas oportunidades.
Es la esperanza la que nos hace vivir la vida a plenitud a pesar de las circunstancias y las decepciones. La esperanza no la produce el lugar donde vivimos, las comodidades que tenemos, o el auto que lucimos, lo produce la condición del corazón, lo que genera gratitud, la fe en Dios, constancia, y buen ánimo. Eso que otorga significado verdadero a la vida.
La esperanza es lo que nos hace ver el mañana con ilusión, y nos hace comprender que vienen día mejores.