2017-09-08 | Tenemos 18 años para desarrollar el carácter, la inteligencia y las habilidades sociales en nuestros hijos.
Sixto Porras*
Director Regional de Enfoque a la Familia
Tenemos 18 años para desarrollar el carácter, la inteligencia y las habilidades sociales en nuestros hijos; porque a los 18 años se disponen a elegir una carrera profesional que les marcará el camino. Para este momento deben saber en qué son buenos, cuál es su inteligencia dominante y cómo se ven invirtiendo su vida en el futuro. Deben conocer su mapa interno, lo que les permite decidir de forma acertada la elección de carrera. También en estos años, nuestros hijos eligen quién será su cónyuge. Esta decisión tiene implicaciones generacionales.
A partir de esta edad nuestros hijos también elegirán a sus amigos, es decir, a las personas que más influenciarán sus vidas después de sus padres. Al llegar el momento, deben elegir sabiamente su grupo cercano de amigos y para esto se requiere inteligencia social, emocional y una autoestima fuerte.
Algunas recomendaciones que le pueden ayudar a formar hijos con una alta autoestima.
1. Asigne responsabilidades de acuerdo a su edad
Conforme van creciendo pueden asumir más responsabilidades sobre su propio cuidado y colaborar en el hogar, para esto es necesario que aprendan diferentes destrezas.
Por ejemplo, si su hijo ya tiene edad para atarse solo el cordel de los zapatos enséñele a hacerlo por sus propios medios; permítale bañarse solo y vestirse por sí mismo, aunque a usted le parezca que la ropa no convine. Conforme crecen, también enséñeles a colaborar en las tareas al hogar. Pueden poner la mesa para cenar, lavar los platos, limpiar los baños, sacar la basura, etc.
Estas responsabilidades les brindarán sentido de pertenencia, y les permitirán sentirse útiles, importantes y necesarios.
2. Fortalezca el amor propio de sus hijos e hijas
Es fundamental brindar a los hijos afirmación y no descalificación. Sea un apoyo en la buena formación de la autoestima de su hijo. Que al crecer, ellos le recuerden por su apoyo incondicional y no por ser el primero en dudar de sus capacidades.
Las palabras tienen poder para producir vida y afirmar, por eso, hágales sentir amados, aceptados y apreciados. Que nos escuchen decir lo que significan para nosotros. Constantemente exprese su amor y admiración. Ellos deben saber que estamos disponibles cuando nos necesiten.
Nuestros hijos necesitan saberse amados. Dé a su hijo la oportunidad de escuchar que su amor hacia él o ella es un amor que jamás dejará de existir ni disminuirá, que es incondicional por el simple hecho de ser su hijo.
3. Tenga una buena relación con su cónyuge
Un matrimonio saludable brinda estabilidad emocional a los niños. Los padres serán el referente de socialización para los hijos. Si ustedes se gritan en momentos de desacuerdos, es muy probable que sus hijos e hijas asuman la misma reacción ante un disgusto con su hermano.
Si el matrimonio se ha disuelto, de igual forma, es su ejemplo el que guía. Procure llevar una buena relación con su ex cónyuge por amor a sus hijos, ya que es a partir de su modelaje que ellos aprenderán a sanar heridas.
Sea que esté casado, soltero, separado, viudo o divorciado, usted es el ejemplo de cómo se llevan las relaciones sociales y familiares, lo que enseñará a sus hijos es el arte de manejar en sus propias vidas el amor, la amistad y los desacuerdos.
4. Establezca límites y reglas claras
Establezca límites que den seguridad. Haga que sus hijos conozcan las reglas del hogar. Establezca contratos con ellos donde todo esté claro, es decir, donde las reglas, las expectativas de comportamiento, los motivos de recompensa y los de corrección, sean conocidos por todos los miembros de la familia.
5. Responda todos los por qué, esto les permite desarrollar criterio propio
De esta manera ellos juzgarán por sí mismos la vida con una sana conciencia y valores definidos. Permítales construir y expresar sus propios criterios. Así ellos podrán tomar decisiones adecuadas cuando papá o mamá no estén cerca para aconsejarlos.
6. Fomente una relación sana con la autoridad
Autoridad, es sinónimo de un liderazgo que se respeta. La autoridad no se impone, se reconoce; la autoridad no intimida, inspira.
Educar no es imponer. Educar es inspirar un espíritu libre, capacitado para juzgar la vida por sí mismo. Si quiere estropear la oportunidad de desarrollar en su hijo la capacidad de creer en sí mismo, simplemente enséñelo a ser dependiente, hágalo todo por él, decida en todo y no le conceda ninguna participación en el proceso de aprendizaje. Pero si le concede amplia libertad para que participe plenamente en ese proceso, tendrá oportunidad de desarrollar valores que le permitirán transitar por la vida con acierto.
Los valores no se imponen, se modelan y se inspiran. Los valores son la huella que los hombres y mujeres, que hemos amado y admirado, han dejado en nuestras vidas. Indiscutiblemente nadie tiene más influencia en la vida de otro ser humano que sus padres.
7. Trate a sus hijos conforme a su etapa de vida
Como niño, cuando es niño, y como joven, cuando es joven.
No se debe tratar a un niño como si fuera un adulto, ni asignarle labores o trabajos que no sean propios a su edad.
Tampoco pretendamos comportamientos de adultos en ellos si no lo son; cada etapa es necesaria para su sano desarrollo. Por ejemplo, no lo ponga a correr cuando a su edad debería aprender a gatear; y a la inversa, no lo deje solo gatear cuando a su edad ya debería empezar a caminar.
Si bien todos los niños y adolescentes se desarrollan física y emocionalmente de forma diferente, existe un promedio de tiempo prudencial. Si tiene dudas sobre el desarrollo emocional, intelectual o físico, consulte a un experto y a otros padres experimentados que realizan una buena labor en la crianza de sus hijos.
8. Ayúdeles a construir su propio proyecto de vida
Anímeles a soñar y a tener metas personales. Permítales recorrer el camino por ellos mismos. Es tan importante recorrer el camino, como alcanzar la meta, porque les permite desarrollar carácter, y sentido de pertenencia. Los niños y jóvenes que se atreven a implementar proyectos personales tienen un alto sentido de realización y valoran más la vida.
Criar hijos e hijas es formar sociedad, por esto puede decirse que es una misión grande y retadora, el formar a los ciudadanos del país. Nuestro papel como padres y madres es insustituible. Por eso, la familia no puede ser reemplazada por ninguna otra institución, ya que su función como formadora de capital social (ciudades con potencial), su socialización, así como su tarea en la transmisión de cultura y valores es insustituible. En definitiva, la familia es el mejor lugar para criar hijos saludables.
* Sixto Porras. Director Regional de Enfoque a la Familia. Autor de los libros: «Amor, Sexo y Noviazgo», «De Regreso a Casa», y «El Lenguaje del Perdón». Coautor de: «Traigamos a los pródigos de regreso al hogar» y «Meditaciones en Familia». Esposo de Helen, y padre de Daniel y Esteban. Su pasión es ayudar a las familias a mejorar.