2022-01-11 | Debemos ayudar a nuestros hijos a comprender que lo que ven y oyen realmente puede cambiarlos
Por Danny Huerta
¿Los programas de televisión son un buen medio para que las familias tengan conversaciones sobre temas difíciles? ¿Y si el programa de televisión al que nos referimos es “Por 13 Razones”, un programa conocido por presentar de forma gráfica temas como el suicidio y la agresión sexual?
Siendo este un popular drama de Netflix, muchos padres se preguntan si es conveniente recibir en sus hogares a la serie ”Por 13 Razones”.
No hay duda de que el programa hace hablar a la gente. Según una investigación de la Universidad de Northwestern, la primera temporada de “Por 13 Razones” contribuyó significativamente en el aumento de conversaciones sobre temas difíciles como la agresión sexual, la depresión y el suicidio. El 56% de los padres que vieron la serie con sus hijos afirmaron que les ayudó a iniciar conversaciones sobre temas difíciles, aunque muchos padres hubieran deseado tener más información de calidad para poder abordar de una mejor manera estos temas.
Los investigadores también descubrieron que el programa ayudó a hacer conciencia sobre el impacto del acoso y otros comportamientos perjudiciales. De los 5.000 adolescentes, jóvenes y padres que vieron el programa en todo el mundo, el 80% afirmó que la serie les ayudó a comprender mejor el efecto dominó que tienen los comportamientos hirientes, mientras que el 51% dijo que fue motivado a pedir disculpas a alguien a quien había hecho daño.
Pero, aunque “Por 13 Razones” puede haber motivado a más familias a hablar acerca de temas difíciles, e incluso, pudo ayudar a los adolescentes a reconocer sus propios comportamientos hirientes, el drama sigue siendo un programa de televisión diseñado para entretener más que para educar. Una cosa es hablar de un tema y otra muy distinta es entablar conversaciones sabias y productivas.
Como padres, debemos abordar todo el entretenimiento con discernimiento, pero especialmente con las películas y programas que romantizan el suicidio. Las noticias han sugerido que puede haber una relación entre algunos suicidios recientes de adolescentes y “Por 13 Razones”. Los adolescentes que padecen enfermedades mentales, desesperados por ser notados y apreciados, podrían obsesionarse con la fantasía del suicidio como una venganza, para obligar a sus compañeros a arrepentirse de su comportamiento.
El segundo capítulo, tan obscuro como el primero
La segunda temporada de “Por 13 Razones” revela más de Hannah, la protagonista que se ha quitado la vida, y de sus compañeros, que siguen lidiando con las secuelas de su muerte. Al igual que Hannah, estos personajes luchan contra las consecuencias del acoso escolar, las agresiones y otras dinámicas destructivas en sus relaciones.
Lamentablemente, son temas que los padres de los adolescentes deben conocer. Muchos adolescentes dicen que el ambiente escolar que se retrata en “Por 13 Razones” es idéntico a su realidad, y que los temas que se plantean en la serie son reales. Pero los padres tienen razón al preguntarse si hay una mejor manera de iniciar estas conversaciones que no sea a través de las imágenes gráficas de este programa de televisión.
¿Dónde está la esperanza?
Ningún programa puede sustituir el fundamento de una familia y las conversaciones intencionales con los padres. ¿Podemos desarrollar una cultura familiar que no evite las conversaciones difíciles sobre el acoso, el suicidio, el sexting, las autolesiones, la violencia y otros temas difíciles? No son los temas típicos que abordaríamos en las cenas o las excursiones, pero es importante que ayudemos a nuestros hijos a desarrollar las habilidades necesarias para enfrentarse a estos temas, para obtener el apoyo que necesitan y para desarrollar una visión sana y adaptada que les ayude a entender mejor un mundo caído.
Cuando tenemos una visión de mundo que no está arraigada en la redención que se encuentra en Jesús, nos deja mensajes oscuros, vacíos y sin esperanza. Pero la cosmovisión cristiana ayuda a los niños a ver estos temas a través de un filtro de esperanza, restauración y reconciliación. Como padres, podemos elegir cuál de estas cosmovisiones será la dominante en nuestros hogares. Siempre debemos preguntarnos: ¿El mundo está dictando la cultura de nuestro hogar o pueden los padres establecerla?
Como cristianos, se nos instruye a guardar nuestras mentes para mantenernos preparados para la acción. (1 Pedro 1:13) Además, hay muchas cosas de las que los niños deben protegerse. Los medios de comunicación y el mundo del entretenimiento crean un enorme tráfico de voces que se dirige a nuestras mentes. Tenemos que ayudar a nuestros jóvenes a desarrollar la capacidad de distinguir entre estas diferentes voces, dotándoles de una inteligencia sobre los medios de comunicación destructivos. Debemos ayudar a nuestros hijos a comprender que lo que ven y oyen realmente puede cambiarlos, del mismo modo en que lo que comen y beben puede cambiarlos.
Desarrollando Inteligencia sobre Medios de Comunicación
¿Cómo podemos empezar? A continuación, presentamos algunos temas y prácticas básicas que le ayudarán a empezar a cultivar una inteligencia sobre los medios de comunicación en su hogar:
Conozcan la mente. Lean juntos Romanos 12:2 y hablen sobre cómo esto se aplica al entretenimiento y a las redes sociales. Pregunte: “¿Qué sucedería en nuestra familia si nos comprometiéramos a evitar amoldarnos al mundo actual?”, “¿Qué significa ‘renovar’ nuestra mente?”. Mientras discuten sobre estas preguntas, elaboren un conjunto de normas sobre el uso de medios de comunicación con las que se comprometan a vivir
Busquen contenidos positivos. Lean juntos Filipenses 4:8 y discutan cómo estos conceptos pueden aplicarse en una cultura saturada de medios de comunicación en donde nuestros pensamientos y sentimientos están a menudo influenciados por lo que vemos y escuchamos. Pregunte: “¿Cómo podríamos encontrar y disfrutar de fuentes mediáticas que refuercen características positivas y nobles?”
Procuren comprender. Los niños no siempre querrán disfrutar de un entretenimiento positivo. Sea un estudiante de sus hijos, e identifique qué factores en sus vidas están influyendo en los medios que quieren consumir. Siempre pregúntese: ¿Por qué mis hijos quieren ver este programa? ¿Por qué quieren ver esta película o comprar esta música?
Explique los límites. Los niños necesitan entender las razones de los límites que usted establece. Así que, cuando establezca límites consistentes sobre los medios de comunicación, ayúdeles a entender el “por qué” de esos límites. Esto comienza comprendiendo cuáles son sus propias razones para establecer estos límites. ¿Son sólo por miedo o están construyendo un objetivo de discernimiento y sabiduría? ¿Comparten sus hijos su perspectiva sobre lo que es un entretenimiento positivo? ¿Por qué no están de acuerdo? Hable de estos límites. Escuche atentamente los “porqués” de sus propios discernimientos en desarrollo.
Si es posible, véanlo juntos. Si decide permitir que sus hijos vean programas que puedan tener un contenido problemático, entonces véanlo juntos. De este modo, entenderá lo que han consumido y podrá estar mejor preparado para discutir los temas específicos. Esté presente para tener conversaciones sobre lo que se plantea en el programa.
Evite los atracones mediáticos. Los atracones pueden crear adicción, mal humor y sentimientos de insatisfacción una vez que todo ha terminado. Este estilo de consumo no es bueno para el cerebro.
Manténgase informado. Lea las reseñas sobre las últimas novedades en música, videojuegos, libros, programas de televisión y películas.
Afronten juntos los temas difíciles.
A continuación, presentamos algunos principios básicos que debe recodar cuando hable con sus hijos sobre temas difíciles:
Ore mientras se prepara. La oración es un componente esencial de la crianza cristiana, y un componente necesario para comenzar a discutir temas difíciles con su hijo. Busque la sabiduría y el discernimiento de Dios para comenzar estas conversaciones con su hijo.
Escuche y observe. Sus hijos quieren ser escuchados; quieren que usted entienda de verdad lo que ven y sienten. Intente identificar lo que sus hijos están experimentando. Estas emociones tienen una enorme influencia en la forma en que interpretan e interactúan con su mundo.
Aprendan. Lo mejor es que esté al tanto de lo que ocurre realmente en el entorno de su hijo en la escuela y en su ciudad. Hable con otros padres, profesores, pastores y líderes locales. Investigue cómo afectan a su comunidad las agresiones sexuales, el suicidio, la depresión, el cutting, el bullying, la venganza y el sexting.
No tema. Sí, estos temas pueden ser complicados. Las conversaciones pueden ser incómodas o no ser perfectas, y pueden no salir como se había planeado. Es de esperar. Concéntrese en enfrentar estos desafíos juntos, ofreciendo apoyo y orientación a sus hijos mientras discuten temas difíciles.
Guíe con gracia y paciencia. Sus hijos necesitarán de su gracia cuando se dediquen a discutir los detalles de su mundo. Sea paciente. Puede que no siempre parezcan apreciarlo, pero Dios le ha llamado para desempeñar este papel de guía y amor, y el amor real no siempre significa que su hijo sea feliz. Este es un viaje, y a veces será difícil, pero usted tiene la bendición de estar en este viaje con su hijo.
Sea consistente y esté disponible. Comprométase a dedicar tiempo a conversaciones intencionales. Las conversaciones pueden ser espontáneas o pueden necesitar algún tipo de estímulo, pero en cualquier caso, asegúrese de no estar demasiado ocupado o distraído para conectarse con ellos.
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