2022-03-15 | El diseño de Dios para el matrimonio y tu rol como esposa
Por Débora Dilge de Peralta*
“En todo caso, cada uno de ustedes ame a su esposa como a sí mismo y la esposa respete a su marido”.
Efesios 5:33
Dios como el creador del matrimonio ha instituido deberes para que ambos cónyuges vivan según su diseño. Al examinar estas pautas debemos ajustar nuestra voluntad a las escrituras, conocer el consejo divino y buscar vivir a la manera de Dios.
Hace poco me encontraba releyendo sobre los deberes de los esposos y las esposas en un escrito del puritano Richard Steele, quien toma como la regla de oro para el matrimonio el texto antes mencionado; el deber de cada esposo: amar a su esposa. El deber de la esposa, reverenciar a su marido. Estos deberes se mencionan en la Palabra porque son las fallas más comunes de cada uno o porque incluyen a todos los demás deberes.
Y seguramente tú, como yo, aún estamos siendo probadas como esposas y aprendiendo sobre nuestro rol dentro del matrimonio. Por esto quiero compartir una reseña de la lista de deberes del escrito de Steele para que abracemos las verdades bíblicas para nuestras vidas.
Estos deberes corresponden a ambos por igual:
1. Amarse. (Tito 2:4)
El amor no es meramente romance sino afecto y cuidado auténtico constante y entrañablemente de corazón puro, el uno por el otro. No es un amor que se basa en belleza o riqueza ya que éstas son pasajeras, sino en el mandato de Dios que nunca cambia. Debemos considerar a nuestro esposo como lo mejor de este mundo para nosotras. El amor matrimonial es duradero, produce contentamiento y consuelo. Sin amor, el matrimonio es como un hueso dislocado, duele hasta que vuelve a encajarse en su lugar.
2. Ser fieles. (1 Co. 7:2)
El pacto matrimonial nos enlaza a nuestro esposo. La infidelidad más pequeña, aun en el corazón, puede llevarnos al adulterio en toda la extensión de la palabra. Debemos llevar nuestros pensamientos cautivos a Cristo. La fidelidad también incluye guardar los secretos de mi esposo. No deben revelarse a menos que exista una obligación mayor.
3. Ayudándose. (Gn. 2:18)
La esposa debe ser “ayuda idónea” para su esposo lo cual implica que ambos deben ayudarse mutuamente y deben compartir:
- Su trabajo; si ella trabaja en casa y él trabaja afuera, el trabajo de ambos será más fácil.
- Sus cruces; en el matrimonio también aparecen dificultades, se enfrentan diferentes pérdidas y pruebas. Debemos ser amigos venga lo que venga.
- Su consagración a Cristo; debemos vivir como herederos de la gracia de la vida (1° Pedro 3:7) Los conocimientos de él deben ayudar a vencer la ignorancia de ella y el fervor de ella, el desaliento de él.
4. Siendo pacientes. (Ef. 4:31-32)
Este es un deber que tenemos hacia todos, pero en especial hacia nuestros esposos. ¡En el matrimonio hay muchas tentaciones para impacientarse! Perder los estribos no es bueno para nadie. Cultivemos un espíritu humilde. No somos dos ángeles casados sino dos hijos pecadores de Adán, disimulemos las faltas menores y tengamos cuidado al confrontar las mayores. Debemos ceder el uno al otro antes de ceder al diablo.
5. Salvando. (1 Co. 7:16)
Nuestro gran deber es promover la salvación de nuestro esposo. Debemos indagar sobre su estado espiritual y usar los medios debidos para mejorarlo. Hablemos frecuentemente de Dios y de cosas espirituales. Seamos compañeros peregrinos a la ciudad celestial.
6. Orando. (1 P. 3:7)
Debemos orar por todos, pero en especial por nuestro esposo. El amor más puro se expresa en la oración sincera. Procuremos tener momentos de oración juntos.
No pensemos que estos deberes son imposibles de poner por obra ya que son el consejo de Dios en Su Palabra para nosotras. Acudamos al trono de la gracia. Dios que nos ha dado el esposo también nos dará conjuntamente la gracia para vivir conforme a Su Voluntad.
¡Que podamos honrar a Dios en nuestros matrimonios!
Débora está casada desde hace 16 años con Víctor Peralta, Pastor de la Iglesia Cristiana de la Gracia, en Bahía Blanca, Argentina. Tienen dos hijos a quienes educan en el hogar y juntos como familia alojan niños con necesidad de abrigo transitorio, a quienes instruyen cada día con el deseo de imprimir el evangelio en sus corazones.
Este artículo procede del Ministerio Aviva Nuestros Corazones ® www.avivanuestroscorazones.com