Confiando en Dios en medio de situaciones difíciles


2022-07-11 | Cuando perdemos el control y no vemos más allá.


Por Sami Yacoub

Elías estaba agotado, completamente exhausto, y la reina Jezabel acababa de amenazar su vida. Elías le dijo a Dios: “Los israelitas han rechazado tu pacto, han derribado tus altares, y a tus profetas los han matado a filo de espada. Yo soy el único que ha quedado con vida, ¡y ahora quieren matarme a mí también!” (1 Reyes 19:10 NVI). Elías tenía miedo, dejó de confiar en Dios y se sintió solo. Era hora de renunciar.

Los cristianos pueden encontrarse en medio de situaciones difíciles similares donde no tenemos control sobre nuestras circunstancias. En medio del estrés y en nuestra deficiente introspección, podemos creer que no estamos marcando la diferencia. Como Elías, podemos llegar a la conclusión de que no tenemos ningún valor y que simplemente deberíamos rendirnos.

Viviendo por fe

Cuando nos sentimos así, debemos recordar que Dios no siempre permite que Sus siervos vean los resultados del trabajo que hacen. Puede que lo haga, pero cuando no lo hace, quiere que caminemos por fe. Cuando caminamos solo por la vista, perdemos la capacidad de confiar en Dios. Pero cuando confiamos en Su plan para nuestra vida, Sus palabras no serán en vano (Isaías 55:11).

El Señor le respondió a Elías en 1 Reyes, pero no le habló a través del gran poder de la naturaleza, sino a través de un susurro. Su voz tranquila le recordó a Elías que todavía Él estaba bajo control.

Confiando en la provisión de Dios

Durante los tiempos difíciles, recuerdo cómo Dios se ha manifestado a mí y a mi familia. Al igual que millones de personas en todo el mundo, hemos enfrentado enormes desafíos en nuestras vidas, ministerio y trabajo. Pero Dios ha provisto para nuestras necesidades durante estos tiempos. Eso me ayuda a darme cuenta de lo que significa caminar por fe, reconociendo que mi suficiencia viene del Señor.

Dios sigue siendo Dios, y Él tiene el control. Como confío en Dios, no temo lo que me depara el futuro. En cambio, abro mi corazón y pregunto: “¿Qué quieres que haga ahora?”. Espero que usted también se haga esa pregunta.







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