2017-09-08 | Los efectos que está teniendo el juego de la ballena azul, es una alerta roja para seguir luchando por familias más unidas.
Sixto Porras*
Director Regional de Enfoque a la Familia
El reto de la ballena azul, es un juego digital compartido en redes sociales que inició en Rusia; ha cobrado la vida de muchos jóvenes entre 12 y 17 años, y ha aumentado el número de suicidios. Se expandió en América Latina y ha tenido gran impacto en entre la niñez y la juventud de Brasil, Colombia y Uruguay.
El juego trata de 50 retos que los adolescentes deben cumplir, y adquieren el compromiso de que si lo inician no pueden abandonarlo hasta terminar con todos los desafíos. Luego de cumplir con cada uno de ellos deben publicar sus fotos en las redes sociales como prueba de que la tarea fue completada. Los retos inician en la madrugada con actividades riesgosas, como cortarse el brazo con una navaja, colocarse en la línea del tren, acercarse al borde de un edificio, ver películas de terror y, finalmente, el reto número 50 es el suicidio.
La gran tarea de la adolescencia es vivir el proceso de descubrir “quién soy”; esto implica que en muchas ocasiones, nuestros adolescentes se expondrán a diversos tipos de información, para buscar construir su propia identidad y, en este desafío, podrían desear pertenecer a grupos que le reconozcan y en los que se sientan aceptados.
Son, por lo tanto, vulnerables a comportarse de cierto modo para agradar, ser aceptados o demostrar que son capaces de “ser alguien”, aunque esto implique unirse a este tipo de juegos que atenten en contra de su vida. Estas nuevas formas de expresión entre adolescentes son escogidas con más probabilidad por aquellos jóvenes que sienten poca aceptación y viven en aislamiento. O bien, caen en esta trampa, los jóvenes que están pasando momentos de crisis y se exponen a la presión de grupo para ser aceptados.
Ante este desafío que enfrentan nuestros adolescentes debemos estar cerca para dialogar, escucharlos y extenderles una mano cuando en medio de su desesperación clamen por comprensión o pidan auxilio. Si como padre no sabe qué hacer busque ayuda inmediatamente, porque lo que puede estar experimentando su hijo podría estar más lejos de lo que puede soportar. Las amenazas que recibe y la presión a la que está expuesto, lo vulneran a tal punto de no poder salir por sí mismo y necesitar su compañía.
Si descubre que su hijo está viviendo un tipo de presión de esta naturaleza, no genere culpa, tampoco es tiempo de señalar o marginar, es el momento de estar a su lado para ayudarle a superar del círculo de violencia en el que se encuentra.
Escuché la grabación de un joven que suplicaba a sus padres que le ayudaran, porque si él no hacía lo que le indicaban en el juego, vendrían a matarlo y asesinarían a su familia también. ¿Se imagina la presión que esto significa? No permitamos que extraños manipulen la mente de nuestros hijos.
Hoy más que nunca nuestros hijos nos necesitan porque sus vidas están en peligro. Por eso, le recomiendo que hable del tema con sus hijos, investigue quiénes son sus amigos, supervise el uso de la computadora y los dispositivos electrónicos. No es fácil hacerlo, y tampoco será muy bien visto al principio, pero si usted explica las razones y asegura que es para su protección con el tiempo lo comprenderán.
Necesitamos ser más íntimos en casa, para poder descubrir si algún miembro de la familia está experimentando amenazas, viviendo temores, presión de grupo o bien, simplemente necesita ser escuchado. Debemos estar cerca para descubrir cuáles son las necesidades de nuestros hijos, saber si son vulnerables o no a este tipo de juegos, o bien, si están experimentando alguna crisis existencial.
Como padres debemos eliminar toda barrera que obstaculice la comunicación con nuestros hijos. Simplemente hable, juegue, observe el deporte favorito de sus hijos, vaya con ellos al concierto que les gusta, al cine, o bien planifique fines de semana en algún lugar maravilloso. Analice noticias, películas, canciones o simplemente abrace y esté cerca.
No se llene de culpa si su hijo está viviendo una crisis, todos los adolescentes las enfrentan. Lo que debemos hacer es sobreponernos para acompañarlos, dialogar y respaldarlos.
No trate a sus hijos adolescentes como si fueran niños, ellos necesitan saber que son aceptados y que comprendemos el proceso por el que están pasando.
Hable con sus hijos sobre el tema del suicidio, estudie casos conocidos y abra el espacio para el diálogo. Esto ayuda a que sus hijos tengan la confianza para opinar del tema o bien buscar ayuda cuando uno de sus amigos enfrenta un momento difícil.
Del mismo modo, la Internet y los dispositivos electrónicos son, sin duda, uno de los temas que más debemos controlar en la relación con nuestros hijos. Es importante que cuidemos la edad en la que están accediendo a la Internet, regular el tiempo frente a sus celulares, computadoras, y monitorear el contenido del material al que se están exponiendo, así como a la comunicación que establecen en las redes sociales. Debemos dejarles claro que a su edad, los aparatos electrónicos son de uso personal pero no de uso privado. Es importante asegurarles que no tiene que ver con un tema de desconfianza, sino que es un tema de seguridad y de prevención. Es una expresión de amor.
Los efectos que está teniendo el juego de la ballena azul, es una alerta roja para seguir luchando por familias más unidas.
*Sixto Porras. Director Regional de Enfoque a la Familia. Autor de los libros: «Amor, Sexo y Noviazgo», «De Regreso a Casa», y «El Lenguaje del Perdón». Coautor de: «Traigamos a los pródigos de regreso al hogar» y «Meditaciones en Familia». Esposo de Helen, y padre de Daniel y Esteban. Su pasión es ayudar a las familias a mejorar.