2023-11-22 | Como padres necesitamos hacernos unas cuantas preguntas antes de dar una respuesta
Por Daniel Huerta*
No hace mucho tiempo atrás, mi hijo me hizo una pregunta a la que todo padre o madre moderna debe hacerle frente en algún momento, la pregunta fue: ¿Puedo tener un “Smartphone”?
Mi hijo tiene 12 años, así que tanto mi esposa como yo pensamos que fuimos bastante afortunados por haber evitado esta conversación hasta ese momento; ya que parece que los niños de hoy tienen su propio teléfono móvil desde edades más tempranas que las de hace unos años atrás.
Mientras conversábamos con nuestro hijo, me di cuenta de que estábamos lidiando con la pregunta desde dos puntos de vista distintos. Nuestro hijo es un típico chico escolar que ve el teléfono móvil como una herramienta social y como una forma de encontrar ese sentido de pertenencia social con los niños de su misma edad. Quiere estar en contacto con sus compañeros de escuela e iglesia para conversar sobre tareas, fútbol, y todas esas cosas pequeñas y emocionantes de la vida, y quizás, aparte de esto, también disfrutar de algunos juegos y aplicaciones del teléfono móvil.
Mi esposa y yo, al igual que muchos padres, abordamos la pregunta del “Smartphone” desde una perspectiva diferente; en nuestras mentes la razón principal para que un niño posea un celular es para comunicarse con papá, mamá y hermanos. La vida familiar es sencillamente más fácil cuando todos pueden avisar que ya llegaron o informar cómo se encuentran en cualquier momento. Pero, este deseo, perfectamente entendible, de estar en contacto cercano con la familia, debe ser evaluado comparándolo con otros factores, por ejemplo, el temperamento único que posee cada niño, y el impacto general que tendrá la tecnología en la vida familiar; y que, de hecho, ya ha tenido. Así que, como padres y madres de familia necesitamos hacernos unas cuantas preguntas antes de dar una buena respuesta a esta petición.
¿El teléfono celular hará la vida más sencilla?
Papá y mamá a menudo abordan la pregunta del teléfono móvil pensando en que este dispositivo va a hacer que la crianza de sus hijos sea más fácil. Aunque los teléfonos celulares son prácticos, para muchos padres de preadolescentes y adolescentes “hacer las cosas más fáciles” no son las primeras palabras que ellos utilizarían para describir el efecto general que la tecnología móvil ha tenido en sus vidas. Como consejero familiar, siempre estoy escuchando a padres y madres de familia que se sienten frustrados por la manera en la que los teléfonos móviles han tomado el control de la vida de sus hijos e hijas. El uso y el mal uso de dichos artefactos se ha vuelto un punto importante en la crianza diaria. Se debe conocer bien las aplicaciones y juegos; estar al tanto de los límites en los mensajes, así como del tiempo dedicado a los juegos; ser conscientes de la posibilidad de depredadores en línea, y de todas las cosas a las que sus hijos e hijas pueden tener acceso para explorar al estar expuestos al internet.
Sí, probablemente hay momentos en los que los padres estarían felices de simplemente tocar una pantalla y ponerse en contacto con sus hijos e hijas. Sin embargo, la primera pregunta que los padres y madres de familia deben de hacerse es si estos momentos prácticos pesan más que las complicaciones. Cuando les damos a nuestros hijos e hijas ventanas electrónicas y portátiles a todo lo que el mundo tiene para ofrecer, los desafíos de la crianza probablemente incrementen, no disminuyan. Ahora bien, se puede lidiar con esos desafíos, pero debemos tener buenas razones para adentrarnos en este territorio.
¿Realmente es un dispositivo que provee seguridad?
No hace mucho tiempo, leí una historia sobre una madre que le entregó teléfonos a sus hijos como un tipo de red protectora para cuando viajasen de ida y vuelta de la escuela. Sin embargo, una mañana, su hijo de trece años no llegó a casa, así que la mamá llamó al teléfono varias veces, pero solamente le contestó el buzón de voz. Aterrada, llamó a la escuela, que avisó por radio al conductor del autobús escolar, el chofer buscó en su autobús y encontró al niño durmiendo en un asiento trasero. Mientras esta madre contaba la historia, se dio cuenta de que, aunque les dio a sus hijos un teléfono para mantenerlos a salvo cuando viajaran a la escuela del otro lado de la ciudad, cuando se presentó lo que parecía ser una emergencia, el teléfono no hizo diferencia alguna, ya que se había quedado sin carga la batería.
Esta madre se dio cuenta de algo que ahora entienden muchos padres: en realidad nadie tiene un teléfono celular solo para emergencias. Esto nos enseña que los teléfonos siempre están encendidos y que la gente está constantemente conectada.
Los niños han estado tomando decisiones seguras durante años sin teléfonos móviles. Por supuesto que los padres deben preocuparse por la seguridad de sus hijos e hijas, sin embargo, la seguridad es un tema que abarca muchísimo más que simplemente preguntarse si deben tener un dispositivo electrónico para comunicarse con ellos.
¿Es mi hijo o hija lo suficientemente maduro para tener un teléfono celular?
Tener un teléfono móvil implica que la persona va a ser capaz de comunicarse más fácilmente con sus amigos y familia, pero los maravillosos artefactos (juguetes de alta tecnología de hoy en día) tienen muchísimo más en ellos que solo enviar mensajes y hacer llamadas. Y, no le toma a un niño más de unos cuantos minutos aprender cómo usar la cámara, enviar fotos, y entrar en los enlaces de páginas web enviados por un amigo.
Usted puede poner el control parental e incluso configurarlos para que solo sirvan para hacer llamadas y enviar mensajes, pero ese tipo de límites están a menudo… digamos, limitados. Los chicos y chicas de hoy saben lo que sus dispositivos pueden hacer, saben los juegos a los que tienen acceso y también saben qué páginas web “educativas” ustedes les permitirán visitar por unos cuantos minutos. Por lo tanto, una de las principales estrategias para enseñarles un uso saludable de la tecnología a nuestros hijos es ayudarles a entender las pautas sabias y el discernimiento. Los chicos y chicas se enfrentan a miles de opciones a elegir cada vez que utilizan un teléfono, por lo que es fundamental que podamos confiar en que ellos serán capaces de tomar buenas decisiones.
Antes de darle a su hijo o hija un teléfono celular, pregúntese: ¿Mi hijo toma buenas decisiones con respecto a límites de tiempo? ¿Tiene discernimiento sobre los medios comunicativos? ¿Está comprometido a seguir límites sabios con la tecnología? Si usted no puede responder a estas tres preguntas con un “sí”, entonces quizás él o ella no estén listos para un teléfono celular. Y, si respondió “no” a las preguntas, entonces empiece una conversación con respecto a cómo luciría el uso del teléfono celular en la vida familiar. Trate de abarcar todo: desde lo básico en el comportamiento general en las redes sociales hasta el contenido problemático que un niño o niña puede encontrar. Ayúdeles a sus hijos e hijas a entender las consecuencias de enviar fotos a sus amigos o amigas, de gestionar de forma segura las páginas de las redes sociales, de compartir información privada, de lidiar con acosadores y con quien quiera ponerse en contacto con ellos.
También hábleles de lo adictivo de los juegos y del contenido en internet y entréguese usted mismo a una cultura familiar que practique el discernimiento y siga límites sensatos en el tiempo dedicado a las plataformas de internet e informativas. Los chicos y chicas no siempre van a tomar muy buenas decisiones con respecto a estas plataformas porque aún están aprendiendo. Pero antes de darles un portal digital al resto del mundo, asegúrese de que su confianza sea mayor que sus preocupaciones; sobre todo cuando se trata de la capacidad que tienen sus hijos para actuar con sabiduría y permanecer dentro de los límites establecidos por ustedes como familia.
*Daniel Huerta es un consejero licenciado y el director del área de Focus on the Family.
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