2024-02-05 | Pecado, Vida Cristiana
Por Erin Davis*
Las personas están hablando, y eres tú de quien ellos están hablando. Ser el objeto de chismes puede ser frustrante, embarazoso y doloroso.
Proverbios 18:8 dice, «Las palabras del chismoso son como bocados deliciosos, y penetran hasta el fondo de las entrañas».
Las palabras lastiman. Las palabras de otros pueden dejar heridas profundas en nuestros corazones, especialmente cuando han sido compartidas a nuestras espaldas. Ya que no podemos controlar lo que otros hacen o dicen, no hay manera de prevenir permanentemente lo que otros hablen sobre ti. Pero aquí hay cinco consejos que vienen directamente de la Palabra de Dios sobre cómo manejar la situación la próxima vez que el molino de rumores comience a batir tu nombre.
1.No digas nada.
Proverbios 26:20 dice,
«Por falta de leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso, se calma la contienda».
Tu reacción va a provocar que o el chisme continúe o se extinga. En la mayoría de los casos, es mejor no correr a defenderte a ti misma. Sin noticias nuevas no va a haber mucho que decir. Pide al Señor que te ayude a guardar tu lengua mientras otros están hablando de ti.
2.Permite que tu reputación hable por sí misma.
«Mantened entre los gentiles una conducta irreprochable, a fin de que en aquello que os calumnian como malhechores, ellos, por razón de vuestras buenas obras, al considerarlas, glorifiquen a Dios en el día de la visitación» (1 Ped. 2:12).
Establece credibilidad viviendo como Jesús te llama a vivir. Cuando otros afirmen que estás haciendo cosas que no deberías, descansa en el hecho de que tú vives tu fe en formas que hacen que otros observen.
3.Cuéntale a Dios sobre tu dolor.
No perpétues el chisme hablando con otros sobre esto. Más bien, habla con el Único que conoce todas las cosas y es más que suficiente para guardar tu confianza y sanar tus heridas.
Filipenses 4:6 dice,
«Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios».
4.Deja que Él sea tu defensor.
El Salmo 10:17–18 dice:
«Oh Señor, tú has oído el deseo de los humildes; tú fortalecerás su corazón e inclinarás tu oído para vindicar al huérfano y al afligido; para que no vuelva a causar terror el hombre de la tierra.»
En lugar de correr a defenderte a ti misma, pídele a Dios que sea tu defensor, confiando en que Él va a arreglar todas las cosas en Su tiempo.
Ama a quien está hablando de ti.
Mateo 5:44 dice,
«Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen».
Proverbios 25:21–22 dice,
«Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan, y si tiene sed, dale de beber agua; porque así amontonarás brasas sobre su cabeza, y el Señor te recompensará.»
En lugar de atacar verbalmente, ora por la fuente del chisme. Especialmente si esa persona no es cristiana, ora que la situación te dé una oportunidad para ser sal y luz . En lugar de chismear también, busca oportunidades para hablar bien de esa persona. Si tú lo haces, probablemente en el futuro no vaya a hablar mal de ti y pueda reconocer el amor de Cristo a través de ti.
El viejo dicho, «palos y piedras pueden quebrar huesos, pero las palabras nunca me van a lastimar», no puede estar más lejos de la verdad. Las palabras lastiman, pero la Palabra de Dios ofrece esperanza en todas las circunstancias. Confía en Su consejo la próxima vez que otros estén hablando de ti.
*Erin Davis es una autora, bloguera y oradora a la que le encanta ver a mujeres de todas las edades correr hacia el pozo profundo de la Palabra de Dios. Es autora de muchos libros y estudios bíblicos, incluidos Beautiful Encounters, Beyond Bath Time, 7 Feasts, Fasting & Feasting, y la serie My Name Is Erin. Ella sirve en el equipo del ministerio de Revive Our Hearts. Cuando no está escribiendo, puedes encontrar a Erin persiguiendo pollos y niños en su pequeña granja en el Medio Oeste.
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