Siete tipos de oraciones para acompañar la lectura bíblica, por John Piper


2019-07-09 | La actitud que tenemos al leer Palabra de Dios es tan importante como la lectura misma


Por John Piper*

"Abre mis ojos, para que vea  las maravillas de tu ley.” (Salmos 119:18).

Debemos orar. . .

Que DIOS nos enseñe Su Palabra.

“. . . enséñame Tus estatutos” (Salmos 119:12b; ver también los versos 33, 64b, 66, 68b, 135). El verdadero aprendizaje de la Palabra de Dios solo es posible si Dios mismo se convierte en el maestro de ello, a través de todos los medios de enseñanza.

Que DIOS no esconda Su Palabra de nosotros.

“… no escondas de mí tus mandamientos” (Salmos 119:19b; y verso 43). La Biblia misma advierte acerca del terrible castigo o juicio de ser despojados de La Palabra de DIOS (Amos 8:11).

Que DIOS nos haga entender Su Palabra.

“Hazme entender el camino de tus preceptos” (Salmos 119:27; ver también los versos 34, 73b, 144b, 169). Aquí le pedimos a DIOS que nos lleve a entender— que haga lo que sea necesario para que entendamos Su Palabra.

Que DIOS incline nuestros corazones hacia Su Palabra.

Inclina mi corazón a tus testimonies y no a la ganancia  deshonesta.” (Salmos 119:36).  Nuestro mayor obstáculo no es nuestro razonamiento, sino nuestra voluntad. No estamos inclinados por naturaleza a leer y a meditar y a memorizar Su Palabra. Así que debemos orar para que DIOS incline nuestra voluntad.

Que DIOS nos de vida para guardar Su Palabra.

“Vivifícame conforme a tu misericordia, para que guarde el testimonio de tu boca.” (Salmos 119:88; y el verso 154b). Él sabe que necesitamos vida y energía para entregarnos a la Palabra y obedecerla. El salmista pide a Dios esta necesidad básica.

Que DIOS establezca nuestros pasos en Su Palabra.

“Afirma mis pasos en tu palabra. . .” (Salmos 119:133). Dependemos del Señor no solo para recibir entendimiento y vida, sino también para la poner por obra la Palabra; que esta sea establecida en nuestras vidas. No podemos lograr esto por nosotros mismos.

Que DIOS nos busque cuando nos apartamos de Su Palabra.

“Me he descarriado como oveja perdida; busca a tu siervo. . . ” (Salmos 119:176). Es asombroso ver que este hombre piadoso termine su salmo con una confesión de pecado y su necesidad de que DIOS vaya tras él para retornarlo al camino. Esto también debemos orar una y otra vez.







*Sobre el autor

John Stephen Piper. Nacido el 11 de enero de 1946, Tennessee, Estados Unidos es un predicador, evangelista, autor, escritor y antiguo pastor Bautista de Bethlehem en Minneapolis, Minnesota. Sus recursos están disponibles en Desiring God.




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